BOLETÍN IDEAS & INSPIRACIÓN
Árbol por árbol, dato por dato: el censo forestal que transforma el verde en Guatemala

Con inteligencia artificial, sensores remotos e imágenes satelitales, la Ciudad de Guatemala lanzó el primer censo forestal digital del país. Tiene el objetivo de transformar su arbolado urbano en infraestructura verde estratégica para anticipar riesgos, optimizar recursos y planificar intervenciones con evidencia. La iniciativa también busca consolidar un modelo de gestión ambiental sostenible y participativo, en una ciudad que apuesta por reverdecer su futuro.

La Ciudad de Guatemala se expande entre barrancos, volcanes y pendientes a 1.500 metros sobre el nivel del mar. Con más de 1,2 millones de habitantes, es la capital política y administrativa del país, y el territorio urbano más poblado de Centroamérica. En 2019 y 2021, la Coalición de Ciudades Capitales de las Américas contra el Cambio Climático (CC35) la reconoció como “Capital Verde de las Américas” por sus políticas ambientales orientadas a la recuperación y restauración de áreas verdes.

Uno de los ejes de ese reconocimiento es el Cinturón Ecológico Municipal: 95 kilómetros cuadrados de áreas naturales, que representan el 41,4 % del territorio local y tienen como objetivo conservar los ecosistemas y su biodiversidad. En 2019 el cinturón albergaba seis parques ecológicos en funcionamiento, cuatro en fase de diseño y más de 300 parques lineales y barriales.

Estos parques funcionan como nodos de la Red Urbana Verde, que busca conectar parques ecológicos, barriales y lineales mediante un arbolado continuo a lo largo de las principales calles de la ciudad. Todas estas estrategias se apoyan en el Programa de Reforestación Municipal, lanzado en 2017, con el que se sembraron un total de 12.251 árboles, y en el primer censo forestal inteligente del país que el gobierno municipal puso en marcha en 2024. 

Censo forestal

Un hombre y una mujer censan el arbolado público. Imagen: Municipalidad de Guatemala.

Un censo forestal para poner en valor el arbolado urbano

Para la Ciudad de Guatemala, los árboles son más que simples ornamentos: protegen, refrescan y transforman el entorno. Así, el censo forestal digital del país registra cada árbol con precisión, utiliza inteligencia artificial, imágenes satelitales y sensores remotos para anticipar podas, plagas y zonas sin sombra, convirtiendo el arbolado en un activo ambiental clave.

Griscelda Cruz, directora de Medio Ambiente de la Municipalidad de Guatemala, cuenta a +COMUNIDAD que esta herramienta surgió como una oportunidad para modernizar y unificar el mantenimiento y gestión del arbolado urbano. El proceso contó con el apoyo de City Data Alliance de Bloomberg Philanthropies, que brindó acompañamiento en formato de coaching

“El objetivo inicial del proyecto fue rediseñar la lógica de trabajo de las distintas dependencias responsables de cada etapa de la gestión del arbolado, y desarrollar una herramienta unificada basada en datos para coordinar las intervenciones”, explica.  “Este proceso se inició con un proyecto piloto en la zona 15, en el que se realizó una estimación del arbolado ubicado en el espacio público a través de una imagen LiDAR, con la intención de poder replicarlo en las 22 zonas de la ciudad”, añade Cruz. 

En pocas palabras, las imágenes LiDAR (Light Detection and Ranging) actúan como un escáner láser desde el aire: lanzan pulsos de luz, captan su rebote y construyen modelos 3D que muestran con detalle dónde está cada árbol y cuán alto y frondoso es.

Proceso de censo forestal digital del arbolado urbano. Imagen: Municipalidad de Guatemala.

Tecnología al servicio del medio ambiente

Para levantar y procesar la información, el equipo recurrió a un combo de soluciones digitales. La columna vertebral del censo forestal fue ArcGIS Survey123, una aplicación que permite capturar las coordenadas de cada ejemplar, su estado fitosanitario, las necesidades de mantenimiento y sus características físicas. Con esos datos luego se calcula el valor de los servicios ecosistémicos mediante la plataforma i-Tree Eco.

Las ventajas que ofrece este enfoque digital –explica la directora– consisten en conocer y priorizar el mantenimiento que requieren los árboles, visualizar en tiempo real su cuantificación y los servicios ecosistémicos que proporcionan. “Este enfoque ofrece una respuesta más rápida y mejor distribución de los equipos de trabajo, así como una prevención de riesgos. Al realizar el censo forestal se visualiza si el árbol presenta algún problema y eso nos permite generar acciones preventivas”, dice.

Lecciones del piloto de censo forestal en la zona 15

El ensayo inicial cubrió la zona 15 y arrojó un inventario de más de 9.000 árboles pertenecientes a 120 especies, de las cuales cerca del 90 % presentaba una condición fitosanitaria excelente. “El levantamiento de campo empleado permitió conocer a fondo la estructura del arbolado, reforzar el criterio técnico y recopilar datos confiables mediante la observación individualizada de cada árbol”, describe Griscelda Cruz sobre el proceso.

La exploración de métodos alternativos —entre ellos el censo “en gabinete”— permitió acelerar el trabajo y ganar eficiencia. Respecto a cómo se evalúan sus impactos en términos de salud ambiental, Cruz revela: “Se estimó una producción de oxígeno anual de 214.65 tn/año, una retención de 2,799.40 m3/año de escorrentía pluvial, así como 1,803.53 kg/año de eliminación de contaminantes, reflejando impactos significativos en mitigación del cambio climático”. 

¿Qué quiere decir esto en números de la vida diaria? Significa que los árboles de la zona 15 producen el oxígeno que respiran unas 750 personas durante todo un año; absorben y almacenan algo más de una piscina olímpica de agua de lluvia, aliviando el sistema pluvial; y retiran del aire cerca de 1,8 toneladas de contaminantes, un peso comparable al de un automóvil mediano, antes de que lleguen a nuestros pulmones. Estas equivalencias fueron calculadas por +COMUNIDAD a partir de referencias abiertas y conversiones directas.

En síntesis, indica Cruz, el censo forestal se traduce en beneficios tangibles para la ciudad: más superficies sombreadas y, por lo tanto, menos islas de calor; mayor producción de oxígeno; y una barrera natural frente a la erosión y las inundaciones. Los datos recabados –añade– nutren una gestión municipal más eficiente: guían decisiones basadas en evidencia, optimizan recursos financieros y humanos, fomentan una planificación sostenible a largo plazo y respaldan cada intervención ante la ciudadanía.

Censo forestal

Una trabajadora realiza el censo forestal digital del arbolado público. Imagen: Municipalidad de Guatemala.

Los avances, sin embargo, trajeron sus propios desafíos. En el plano técnico, advierte: “Elaborar un censo forestal requiere personal de campo capacitado y metodologías estandarizadas, ya que no tener criterios generales para la planificación de intervenciones podría resultar en podas y/o talas innecesarias”. En el institucional, reconoce: “La gestión del arbolado involucra múltiples dependencias municipales, en esa línea la falta de información sistematizada genera conflictos y descoordinación”.

Hacer parte a la comunidad hace la diferencia

En la estrategia de reverdecimiento urbano, Cruz expresa que la ciudadanía juega un rol fundamental. No sólo como beneficiaria de un entorno urbano más verde, sino como agente activa en la transformación del espacio público sostenible y resiliente. En esa línea explica que su participación va más allá de la observación: se busca

que las personas también sean protectores del arbolado a través de actividades de monitoreo y reporte, en las que puedan identificar y reportar problemas y alertas. 

No obstante, la funcionaria identifica algunos desafíos culturales: muchas personas desconocen las ventajas del arbolado urbano y desconfían de las nuevas tecnologías aplicadas al espacio público. “La ausencia de canales efectivos de comunicación entre la institución y la población puede generar un ambiente de desconfianza  debido a que se perciben las acciones sin entender el propósito”, comenta sobre una de las dificultades que han atravesado.

Para contrarrestar esa brecha, la Municipalidad invita a la ciudadanía a sumarse de forma concreta. “Cualquier ciudadano puede participar en jornadas de reforestación para incrementar la infraestructura verde de la ciudad, o bien aportar ideas innovadoras para el diseño de nuevos espacios verdes o la ubicación de nuevos árboles”, dice Griscelda Cruz. 

Por último,  la directora comparte una breve hoja de ruta para otras ciudades interesadas en replicar el modelo y asegurar que la comunidad sea parte activa del cambio colectivo:

  • Establecer canales de comunicación efectivos con la población.
  • Establecer un plan piloto para identificar y analizar el territorio a intervenir.
  • Priorizar el censo forestal ejecutado en campo con el apoyo de tecnología.
  • Formar de forma constante el personal.
  • Desarrollar un marco normativo de ordenanzas municipales relacionadas con el arbolado. 
  • Fomentar la coordinación interinstitucional. 
  • Promover la participación ciudadana.
Esta nota forma parte del Boletín Ideas & Inspiración de la Red de Innovación Local (RIL), donde cada mes se destacan casos innovadores en ciudades de todo el mundo. ¿Te gustaría recibir, una vez al mes, soluciones locales como las de esta nota en tu correo? ¡Puedes suscribirte de forma gratuita!

Imagen de portada: ilustración de RIL y +COMUNIDAD.

Redacción +COMUNIDAD