Por Camila Lescano, facilitadora del
Programa Ciudades Digitales de RIL
En tiempos de inteligencia artificial, análisis predictivo y datos en tiempo real, imaginamos municipios capaces de anticiparse a los problemas antes de que ocurran. Esa visión —la de un Estado local verdaderamente inteligente— no se logra de un día para el otro. Primero hay que construir los cimientos digitales: sistemas sólidos, datos confiables, capacidades humanas y alianzas estratégicas.
Hoy, muchos municipios están digitalizando trámites, migrando a expedientes electrónicos, mejorando sus canales de atención o creando tableros de gestión. Son avances valiosos. Sin embargo, el estudio “Capacidades de digitalización e innovación pública en los municipios de Argentina”, realizado por Asuntos del Sur junto con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), afirma que apenas el 7,8% de los 370 municipios argentinos encuestados manifestaron tener un plan o estrategia formalizada para implementar los procesos de transformación digital.
Entonces, aquí analizamos que los cimientos digitales no son sólo una cuestión de infraestructura tecnológica. Son también —y sobre todo— una cuestión de capacidades humanas, marcos normativos adecuados, procesos modernizados, datos confiables y visión estratégica. En este sentido, transitar hacia un Estado más inteligente implica trabajar en dos niveles: los habilitadores internos, que refieren a lo que el propio gobierno puede y debe construir puertas adentro, y los habilitadores externos, vinculados al ecosistema más amplio en el que se inserta.
Fortalecer desde adentro: construir músculo institucional
Muchos municipios han comenzado a digitalizar trámites, implementar sistemas de gestión y explorar herramientas de analítica de datos. Pero estas acciones, si no están acompañadas por un marco estratégico, corren el riesgo de convertirse en esfuerzos aislados. Es fundamental consolidar capacidades internas para:
- Gestionar datos como un activo público, con políticas claras de gobernanza y estándares de interoperabilidad.
- Contar con equipos capacitados, tanto en tecnología como en habilidades blandas para liderar procesos de transformación.
- Promover una cultura organizacional orientada al aprendizaje y la innovación, donde el error se vea como parte del proceso.
En Argentina, la Municipalidad de Mendoza nos inspira con la creación de su Comité de Gobernanza de Datos. Tiene el objetivo de implementar una cultura irreversible de datos que se convierta en una norma de gestión pública y fortalezca la confianza de la ciudadanía en el gobierno. De este modo, la “gobernanza” significa institucionalizar los procesos y las prácticas que involucran la gestión de datos, estableciendo un equipo encargado de liderar la estrategia.
Este Comité está coordinado por la Dirección de Transformación Digital, Smart Cities y Gobierno Abierto de la Municipalidad, pero está compuesto por líderes de datos de diversas áreas, secretarios/as y otros actores relevantes. Además, está formalizado a través del Decreto N° 181/24.
A nivel latinoamericano, un caso referente es el de la Municipalidad de Maipú, en Chile, donde han creado una Red de Líderes de Transformación Digital para generar cambios culturales internos y permanentes en toda la gestión. En esta nota de +COMUNIDAD se describe cada logro e impacto del trabajo en red, con la cual se busca transversalizar el diseño de estrategias de transformación digital, haciendo parte a las diferentes áreas como líderes del proceso.
Primera reunión de la Red de Transformación Digital. Imagen: Municipalidad de Maipú.
Habilitadores externos: crear condiciones para escalar
Aunque muchas iniciativas nacen desde el empuje interno de un municipio, su consolidación depende de factores que trascienden lo local:
- Normas nacionales que habiliten la transformación digital, como marcos legales para la firma electrónica, la protección de datos o el uso ético de la inteligencia artificial.
- Espacios de colaboración intermunicipal, donde compartir soluciones, estándares, plataformas e incluso recursos humanos. Las redes territoriales de innovación están demostrando ser un motor potente en este sentido.
- Un ecosistema de aliados estratégicos: universidades, organizaciones de la sociedad civil, empresas y ciudadanía.
- Alfabetización digital de la población, condición indispensable para que los servicios públicos digitales sean inclusivos y no profundicen brechas.
En Argentina, la Municipalidad de Córdoba ha logrado posicionarse como un hub tecnológico destacado a partir de la creación de CorLab, el Laboratorio de Innovación Pública y Govtech de la Secretaría Ciudad Inteligente y Transformación Digital. Su misión es contribuir al desarrollo de una ciudad más inteligente, inclusiva y sostenible a través de la inversión e implementación de soluciones innovadoras desarrolladas por startups de alto impacto. Este puente entre el sector público y privado se trata de un gran ecosistema que acelera el desarrollo de soluciones tecnológicas.
En Colombia, la ciudad de Medellín ha desarrollado Ruta N, una corporación formada por Empresas Públicas de Medellín (EPM), UNE Telecomunicaciones y el Municipio de Medellín. Esta entidad desarrolla programas y canaliza los recursos del Municipio para la ciencia, la tecnología y la innovación (CTi), con el objetivo de que en Medellín y en la región se desarrollen negocios basados en el conocimiento. Uno de sus hitos es el eje de “Smart Cities”, un distrito de innovación para conectar actores del ecosistema, que permitan crear soluciones aplicadas a mejorar la calidad de vida en aspectos como movilidad, sostenibilidad, seguridad y bienestar.
De la reingeniería de procesos a soluciones digitales para la ciudadanía
Durante el encuentro de ciudades en Santiago del Estero, desde la Red de Innovación Local (RIL) llevamos adelante una actividad con Bigtree Studio, una empresa especializada en el desarrollo de soluciones para gobiernos. Durante su intervención, Mariano Ruiz, Socio Gerente, contó su recorrido en el diseño de plataformas que facilitan la gestión pública, mejoran la experiencia ciudadana y promueven un Estado más ágil, transparente y accesible.
Para todo ello, concluimos que rediseñar los procesos existentes debería ser el primer paso para incorporar tecnologías a soluciones. ¿Por qué? Porque muchos procesos fueron diseñados hace décadas, con lógicas jerárquicas, papel y presencialidad. Hoy, con nuevas demandas ciudadanas y herramientas digitales, los gobiernos necesitan adaptarse para ser más accesibles y confiables. Esto implica:
- Analizar procesos existentes para identificar actividades duplicadas, cuellos de botella, pasos innecesarios o burocráticos.
- Eliminar o simplificar tareas que no agregan valor.
- Incorporar tecnología para automatizar y agilizar trámites.
- Redefinir roles de las personas y áreas para alinearlos con los nuevos flujos de trabajo.
- Orientar el rediseño al usuario final.
Durante su intervención, Mariano Ruiz hizo especial énfasis en su trabajo con la Municipalidad de Tres de Febrero, con quienes han logrado una verdadera transformación: de la transición de una “ciudad con tecnología” a una “ciudad digital”, generando esos cimientos para pensar en un futuro inteligente.
Con la ayuda de Bigtree, caracterizamos las ciudades con tecnología como aquellas que tienen múltiples plataformas desconectadas entre sí, alto esfuerzo manual para transferir información y falta de trazabilidad de procesos de punta a punta.
Por el contrario, las ciudades digitales tienen el enfoque en optimizar procesos, logran una trazabilidad completa y tienen una interoperabilidad real entre aplicaciones.
Uno de los puntos destacados en la conversación en Santiago del Estero fue considerar que el actor fundamental en la transformación digital es el usuario interno: empleados y empleadas del gobierno local que deben utilizar los sistemas que él mismo crea, pero que no siempre tiene las competencias y habilidades digitales necesarias para su uso. La tecnología debería ayudar y ser una aliada de las personas, por lo cual, desde las áreas de transformación digital se tendría que mirar a los agentes de transformación digital como los principales socios para impulsar los procesos.
Tres de Febrero se trata de una ciudad que en poco tiempo ha logrado grandes avances y transformaciones en esta agenda tanto a nivel interno como de cara a la ciudadanía. Hace 10 años trabajaban solamente con papel, y hoy en día los cambios son significativos:
- 130.000 ciudadanos/as están registrados/as bajo la plataforma “Mi 3F” para acceder a todos los trámites de la Municipalidad.
- Los trámites tardan un 60% menos de tiempo promedio en ser resueltos.
- Las consultas presenciales descendieron en un 40%
Por otro lado, Tres de Febrero logró desarrollar junto c0n Bigtree un sistema de expedientes a medida, un desafío recurrente para los municipios argentinos. Este desarrollo fue mostrado en un espacio online por su subsecretario de Modernización y Tecnología para la comunidad de RIL.
Estas transformaciones fueron posibles gracias a una verdadera reingeniería de procesos. Antes de llegar a las soluciones, fue necesario repensar y rediseñar radicalmente los procesos administrativos y operativos con el fin de mejorar el desempeño de la municipalidad, especialmente en términos de eficiencia, calidad del servicio, tiempos de respuesta, transparencia y satisfacción ciudadana.
Parte de la comunidad RIL en la Smart City Expo Santiago del Estero. Imagen: propia
¿Qué implica la transición a una gestión inteligente?
De acuerdo a la Guía de transformación digital del gobierno del BID, existen distintos estados de avance en la transformación digital: 1) Administración electrónica, 2) Administración interoperable, 3) Administración automática y 4) Administración proactiva, los cuales podríamos considerar como pasos para construir los “cimientos” digitales.
- En el primer caso, se trata de aquella administración que le permite a la ciudadanía realizar los trámites desde la casa, sin necesidad de presentar o gestionar nada a través del papel o de manera presencial (aunque no debería dejar de contemplar los canales presenciales para atender a todo tipo de usuarios).
- En el segundo caso, el municipio garantiza que la ciudadanía no deba presentar documentación que ya esté en poder de las instituciones públicas o que sea generada por alguna de ellas.
- Luego, un paso más es hacer una reingeniería de procesos y aprovechar las nuevas posibilidades para realizar una tramitación automática, lo que significa una mejora muy significativa de la eficiencia de las entidades públicas y del servicio al ciudadano.
- Finalmente, la administración proactiva actúa de forma preventiva y busca soluciones innovadoras, mejorando la calidad de los servicios y la satisfacción ciudadana.
Entonces, en vistas de estos “estados” de la transformación digital y los casos que fuimos mencionando, podemos concluir que un gobierno inteligente no es simplemente un gobierno que usa tecnología. Es un gobierno que sabe leer su contexto, procesar información en tiempo real y actuar de manera ágil, inclusiva y sostenible. Es un gobierno que pone la inteligencia al servicio del bienestar común, que usa la tecnología como un medio y no como un fin.
Para llegar a ese punto, debemos tener la audacia de invertir hoy en los cimientos. Solo así podremos construir, sobre bases sólidas, el futuro inteligente que nuestras comunidades necesitan.