Residuos Orgánicos
En Argentina, cerca del 50% de los residuos generados en los hogares son orgánicos, pero menos del 1% se gestiona de manera adecuada. Su disposición en rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto tiene la capacidad de provocar graves impactos ambientales. Frente a este desafío, la Comuna de General Lagos, en Santa Fe (Argentina), implementó un programa de tratamiento de residuos orgánicos que, desde 2023, ha logrado recuperar 29 toneladas de materiales compostables por año.
En términos gráficos, la cifra equivale a casi 200.000 manzanas de un peso promedio de 150 gramos. Con poco más de 5.000 habitantes y un perfil productivo marcado por la actividad industrial, portuaria y agrícola, General Lagos puso en marcha esta iniciativa que intenta demostrar la viabilidad de la gestión de residuos orgánicos sin necesidad de una infraestructura masiva.
El proyecto se desarrolla en un territorio atravesado por la complejidad de su rol estratégico. A orillas del río Paraná y en el corazón del corredor agroexportador argentino, la comuna combina áreas rurales de fuerte producción agrícola con establecimientos industriales y terminales portuarias de gran escala. En este escenario, la gestión de los residuos –coinciden especialistas y gestores públicos– se vuelve un asunto que exige una mirada integral, donde la voluntad política y la organización comunitaria resultan claves.

Un proyecto que crece por etapas
La iniciativa se apoya en un trabajo gradual: comenzó con un grupo reducido de hogares y comercios para testear el sistema, y luego se amplió para incluir a los grandes generadores de residuos, responsables de un porcentaje significativo del volumen de desechos orgánicos. Este enfoque escalonado permitió reducir la cantidad de residuos enviados a disposición final e instalar un cambio cultural en la comunidad, que comienza a percibir los desechos como un recurso valioso.
Para el proyecto piloto de compostaje se seleccionó el barrio Casco Histórico, identificado por los recolectores como uno de los más participativos al momento de separar sus residuos (respetan horarios de recolección y realizan una buena separación). La recolección comenzó el 1 de agosto de 2023 en dos manzanas de esa zona, con 35 viviendas seleccionadas, y se extendió a otras cuatro manzanas más en febrero de 2024.
La recolección se realiza puerta a puerta. A cada vivienda se le entregó un balde de veinte litros para depositar los residuos, así como folletos explicativos sobre cómo realizar una correcta separación de los orgánicos compostables. Una vez que la planta de compostaje estuvo en óptimas condiciones, el proyecto se amplió para incluir a 13 establecimientos comerciales, como verdulerías. Así, se empezaron a integrar en la ruta de recolección de estos desechos.

De residuos orgánicos a recursos: así funciona la planta de compostaje
El proceso de compostaje se lleva a cabo en un predio comunal, ubicado estratégicamente cerca de las lagunas de depuración de líquidos cloacales. Allí trabajan tres personas que forman parte de la cooperativa de gestión de residuos Lagos Circular.
Mercedes Vigo y Mariel Maurutto, ingenieras ambientales y asesoras a cargo del área de ambiente de General Lagos, detallaron al equipo de Ciudades Circulares de la Red de Innovación Local (RIL) las herramientas de capacitación y la metodología de trabajo empleada en la planta.
Previamente al lanzamiento del programa, Vigo explicó que capacitaron tanto al personal de recolección de residuos para diferenciar las fracciones, como al personal de la planta en el uso de herramientas manuales. “Tuvimos en cuenta las experiencias de otros municipios que lo han implementado de la misma manera, como Chañar Ladeado, en Santa Fe, y Camilo Aldao, en Córdoba”, explicó respecto al diseño de la metodología de trabajo.

El trabajo es sencillo: el personal de recolección descarga los residuos en el playón para su tratamiento. Una vez finalizado el compostaje, el material se estabiliza, se tamiza y se embolsa. El producto final se utiliza en el vivero comunal para la producción de especies nativas y en el parquizado municipal. También se entrega a vecinos y vecinas que participan en la separación de residuos, y a estudiantes de las escuelas de la comunidad que visitan la planta.
Como todo proyecto, este no estuvo exento de retos. Maurutto indicó que lo más desafiante fue la adopción de esta nueva modalidad de recolección de residuos. Esto los llevó a emplear diferentes estrategias de cambio de comportamiento, como la entrega de baldes e instructivos puerta a puerta. Otro obstáculo que debieron sortear fue el vandalismo sufrido por los baldes entregados a los vecinos de los barrios.
Los aprendizajes de General Lagos y sus pasos a seguir
La experiencia de General Lagos procura demostrar que la implementación de un sistema de compostaje es viable y accesible para localidades pequeñas. ¿Por qué? Porque requiere poca infraestructura para su desarrollo, a diferencia de, por ejemplo, una planta de tratamiento de residuos secos. “Para el caso de General Lagos sólo se invirtió en la construcción del playón y la recolección diferenciada (difusión, baldes recolectores)”, remarcaron las ingenieras ambientales a cargo de la coordinación del proyecto local.
En esa línea, expresaron que este período de prueba fue clave para identificar áreas de mejora y fortalecer el proyecto. “Como oportunidad de mejora, vemos que necesitamos reforzar la comunicación dirigida a la ciudadanía y hacer seguimiento de ello”, observaron. Además, advirtieron que muchos baldes entregados a los vecinos fueron robados o dañados, y algunos creen que la recolección de residuos orgánicos ya no se hace. “Sin embargo, a nivel operativo la planta funciona muy bien”, sopesaron.

En cuanto a los impactos, las ingenieras coincidieron en que, al ser una experiencia implementada desde cero, los cambios iniciales se observan principalmente a nivel de concientización, un punto que seguirán trabajando y reforzando en la localidad.
Sobre los próximos pasos para el seguimiento y crecimiento del proyecto, esperan recibir un nuevo equipo para la recolección de residuos orgánicos, lo que les permitirá incorporar más domicilios y, de esa manera, ampliar esta modalidad en la comuna (en una primera etapa, cubrieron el 2% de la comuna).
Este avance se concretará a partir de aportes económicos del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Santa Fe, y con el acompañamiento del programa Ciudades Circulares de RIL, que contribuye en el diseño de estrategias claves para fortalecer este tipo de iniciativas.