Ciudades
Por Paula Espinosa, coordinadora del
Centro de Soluciones de RIL
El enfoque de una sola salud parte de una premisa clave: la salud humana, animal y ambiental están profundamente interconectadas. Este paradigma propone soluciones integrales que reconozcan esos vínculos para prevenir enfermedades, mejorar la calidad de vida y fortalecer la resiliencia de nuestras comunidades. Desde la forma en que se gestiona el agua, hasta la calidad del aire, múltiples factores influyen en la aparición y propagación de enfermedades como el dengue, el paludismo o las zoonosis.
En ese contexto, las ciudades cuentan con un rol estratégico al estar “cerca” de los riesgos —como la contaminación del aire, el humo o el acceso deficiente al agua segura— pero también porque tienen la capacidad de actuar de manera directa. A través de políticas públicas bien orientadas, pueden intervenir sobre la salud ambiental, garantizar la seguridad alimentaria, prevenir enfermedades transmisibles y frenar el avance de la resistencia antimicrobiana. En este marco, vale la pena preguntarse: ¿cómo pueden las ciudades construir entornos más saludables y sostenibles desde una perspectiva integral?
Configurar el panorama alimentario
La manera en que se configura el entorno urbano influye directamente en lo que comemos, cuánto nos movemos y cuán expuestos estamos a enfermedades como la obesidad, la diabetes o las cardiovasculares.
Barrio San Luis, Bogotá. Imagen: Gehl
En Bogotá, la Secretaría de Salud, en alianza con Gehl y Cities for Better Health, llevó adelante un proyecto piloto para transformar el entorno alimentario escolar en el barrio San Luis, una zona con alta prevalencia de sobrepeso infantil y condiciones ambientales precarias. La intervención se centró en la Escuela Monteverde, elegida por su ubicación estratégica —con buen acceso peatonal, en transporte público y oferta comercial—, y por el fuerte involucramiento comunitario. El objetivo fue mejorar el espacio público para fomentar hábitos más saludables, promover la movilidad activa y reducir las brechas en el acceso a la salud.
El rediseño del entorno incluyó la instalación de un refugio de madera, mobiliario urbano, un jardín vertical y un mural que inspiraba hábitos más saludables. A esto se sumaron acciones como chequeos médicos en la vía pública, visitas educativas guiadas sobre gestión de residuos y agricultura urbana, talleres de hábitos saludables liderados por UNICEF y jornadas de activación comunitaria.
La evaluación mostró impactos concretos: el 60% de quienes participaron en los chequeos médicos no lo habían hecho en más de un año. Además, el 40% de los participantes afirmó haber repensado sus hábitos alimentarios, y un 60% se sintió motivado a incorporar alimentos saludables en su dieta. La intervención también incentivó la movilidad activa: se triplicó la cantidad de personas caminando en la zona y el número de niños jugando aumentó un 50%. Aunque persistieron obstáculos en la disponibilidad de opciones alimentarias saludables, la transformación del espacio público contribuyó a crear un entorno más seguro —con una reducción del 50% en la percepción de inseguridad— y reafirmó su potencial como plataforma para promover la salud desde el entorno escolar.
Talleres nutricionales del Programa de Menú Escolar Sostenible de la ciudad de San Pablo. Imagen: Prefeitura de Sao Paulo.
En San Pablo (Brasil), el programa Menú Escolar Sostenible está transformando la política alimentaria escolar con un enfoque que combina salud, sostenibilidad y desarrollo económico. Impulsado por la Coordinación de Alimentación Escolar de la Secretaría Municipal de Educación (CODAE/SME), el programa busca reducir la huella de carbono del sistema alimentario escolar, mejorar la nutrición infantil y fortalecer la economía rural local. Concretamente, la iniciativa reemplaza dos de las comidas semanales a base de carne por recetas vegetales, elaboradas con productos cultivados de forma sostenible en huertas locales. Actualmente alcanza a 286.000 estudiantes y se proyecta escalar para llegar a más de un millón, en un sistema que provee entre 3 y 5 comidas diarias a cada alumno.
Más allá del cambio en el menú, el programa involucra activamente al personal de cocina con capacitaciones en nutrición, e incorpora experiencias de agroturismo educativo con estudiantes. En 2021, se destinaron R$100 millones a la compra de alimentos a más de 4.000 familias agricultoras, lo que no solo impulsa la seguridad alimentaria, sino también la inclusión económica y la agricultura sostenible. Se estima que, durante 2025, se logrará reducir más del 18% de las emisiones de carbono vinculadas al sistema alimentario escolar. Por su impacto ambiental y social, la ciudad fue reconocida en 2022 con el premio C40 Cities Bloomberg Philanthropies Awards, que destaca las mejores políticas lideradas por alcaldes frente a la crisis climática.
Promover espacios libres de humo en las ciudades
Prevenir enfermedades no transmisibles es una prioridad creciente en muchas ciudades. Un caso pionero fue el de Nueva York en 2003, donde se implementó la prohibición de fumar en espacios públicos abiertos junto con campañas educativas sobre los efectos del tabaco. En paralelo, el gobierno local ofrecía terapia de reemplazo de nicotina gratuita para apoyar a quienes intentaban dejar de fumar, y en 2011 amplió la restricción a parques y playas. Esta estrategia, replicada en más de 1.000 ciudades de 74 países, logró prevenir 10.000 muertes prematuras solo en Nueva York.
El superintendente técnico del Crea-RJ, ingeniero Leonardo Dutra, instala un QR-Code en uno de los puntos de la Ciudad del Rock in Rio. Imagen: Crea R-J.
En América Latina, la Secretaría Municipal de Salud de Río de Janeiro impulsa el Programa de Control del Tabaco con el objetivo de promover ambientes 100% libres de humo y reducir el consumo de tabaco en la población. Bajo el lema “La salud es más que una moda”, el programa articula cinco líneas de acción: promoción de espacios libres de humo, tratamiento gratuito para dejar de fumar en unidades de salud, prevención del inicio del tabaquismo en jóvenes a través del Programa de Salud Escolar, campañas en fechas conmemorativas y divulgación de la legislación vigente. Además, en colaboración con el área de vigilancia sanitaria, se trabaja para desnaturalizar el acto de fumar en entornos públicos.
Desde 2008, fumar está prohibido en espacios cerrados o semiabiertos de la ciudad, convirtiéndose en una de las políticas más relevantes para reducir el número de fumadores. Para garantizar su cumplimiento, la Secretaría realiza inspecciones periódicas en comercios y locales, evaluando la existencia de ceniceros, señalética, zonas designadas y condiciones de ventilación.
Respirar un aire más limpio para prevenir enfermedades respiratorias
En Lima, la Municipalidad lanzó el programa “Aires Nuevos para la Infancia” con el objetivo de mejorar la calidad del aire y proteger la salud de los niños, uno de los grupos más vulnerables a la contaminación atmosférica. Liderado por el gobierno local, el proyecto instaló sensores de bajo costo en escuelas, centros de salud infantil y albergues, ampliando en un 66% la cobertura de monitoreo del aire en la ciudad. Esta nueva red de datos permitió identificar zonas críticas y diseñar intervenciones específicas, como senderos peatonales seguros, áreas de juego alejadas del tránsito vehicular y la conversión de terrenos baldíos en jardines y espacios recreativos con mayor cobertura vegetal.
Hasta la fecha, más de 8.000 niños se han beneficiado directamente de estas medidas, que lograron mejorar la calidad del aire en un 45% en las zonas intervenidas. Se estima que estas acciones podrían reducir en un 30% el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, y aumentar en más de 11 meses la esperanza de vida de la población infantil afectada. Este caso demuestra cómo, con mejor información local y acciones dirigidas, las ciudades pueden avanzar en la creación de entornos más saludables y resilientes frente a los efectos de la contaminación.
Imagen: Global NCD Alliance Forum.
Otras ciudades también están adoptando soluciones innovadoras para enfrentar los efectos de la contaminación y promover entornos más saludables. Tokio, por ejemplo, lanzó recientemente una aplicación para brindar información en tiempo real sobre la calidad del aire, empoderando a la ciudadanía para tomar decisiones informadas. En ciudades como Bogotá y Kigali, los fines de semana se convierten en una oportunidad para recuperar el espacio público con jornadas libres de automóviles. En Kigali, por ejemplo, más de 10.000 personas participan cada domingo en actividades al aire libre como caminar, andar en bicicleta, bailar o patinar. Estas jornadas también incluyen servicios gratuitos de salud, como controles de glucemia y presión arterial. De esa manera integran el bienestar físico con la promoción de hábitos saludables en entornos urbanos más seguros y activos.
Reconocer a las ciudades que están logrando promover entornos más saludables
Durante la Cumbre anual de la Alianza para Ciudades Saludables en París, tres ciudades fueron reconocidas por sus avances en la prevención de enfermedades no transmisibles. Córdoba, en Argentina, implementó una política pionera para eliminar bebidas azucaradas y productos ultraprocesados de todas las escuelas para 2026, beneficiando ya a 15.000 estudiantes en 26 instituciones. Fortaleza, Brasil, adoptó su primer marco legal para la vigilancia de la calidad del aire, con sensores de bajo costo que permitirán diseñar políticas públicas más eficaces. En el Reino Unido, el Gran Manchester amplió sus zonas libres de humo al aire libre —incluyendo su primer parque sin tabaco— y desarrolló herramientas y guías para que hospitales y organizaciones creen entornos más saludables.
Todas estas experiencias muestran el enorme potencial que tienen las ciudades para mejorar la salud desde una perspectiva integral. Ninguna acción es demasiado pequeña cuando se trata de generar entornos más seguros, activos y saludables. En un contexto de desafíos crecientes, las ciudades siguen siendo grandes laboratorios para imaginar, probar y escalar nuevas soluciones para vivir mejor.
Esta columna forma parte de una nueva edición del Boletín Ideas & Inspiración de la Red de Innovación Local (RIL), que cada mes destaca experiencias innovadoras desarrolladas por ciudades de todo el mundo. En esta entrega, dedicada a iniciativas en salud impulsadas por gobiernos locales en América Latina, se presentan los casos de Pelotas (Brasil), Córdoba (Argentina), Fortaleza (Brasil) y Vitacura (Chile). Cuatro ejemplos concretos de cómo las ciudades pueden transformar sus entornos desde distintos enfoques para promover el bienestar colectivo y la salud pública.
Imagen principal: Maya Bogaert