Vivo Mi Calle
Hasta hace poco, el Puente de Colores en Cali era un punto evitado. Con arte, mobiliario y mejor conectividad peatonal, la intervención lo transformó en un lugar de orgullo barrial. Chicas y chicos ahora lo usan para reunirse, cruzar con seguridad y desplegar actividades que antes quedaban restringidas por la percepción de riesgo.
“Ahora puedo moverme sin miedo a que me pase nada, a que me roben o que pase una moto rápido. Ahora mi mamá me deja salir, siento que puedo moverme sola”, cuenta con alivio Kelly, de 10 años.
Una situación similar se da ahora en una zona que antes era eludida en el barrio de Caimitos, en Palmira. Allí, un terreno baldío funcionó durante años como un vacío urbano. Hoy es el Aula Vivo Mi Calle: un espacio abierto con huerta, juegos y una pequeña pista de baile donde se programan talleres y encuentros. La activación recuperó un lugar cercano para socializar, aprender y tejer confianza entre vecinos, especialmente para adolescentes.
Estos cambios se desplegaron en barrios populares del Valle del Cauca, Colombia, que conviven con carencias de infraestructura y oportunidades. Potrero Grande (Santiago de Cali, 19.658 habitantes) y Caimitos (Palmira, 3.575) registran tensiones cotidianas vinculadas a la inseguridad y a un uso restringido de canchas y parques por la percepción del peligro. Pero esto está cambiando, y la intervención no se explica sólo por la obra física, sino por el proceso: diagnóstico, codiseño y activación con la juventud.

Vivo Mi Calle: juventudes protagonistas del espacio público
La respuesta está dada por Vivo Mi Calle, una iniciativa implementada desde 2019 por WRI Colombia, Fundación Despacio y la Universidad EAFIT, con apoyo de Fundación Botnar, Ecorys y otras organizaciones. Más de 256 adolescentes participaron de las decisiones y del hacer en territorio. En conjunto, las acciones revitalizaron 10.000 m² y alcanzaron a más de 23.000 personas entre Cali y Palmira.
El proyecto parte de una premisa clara: las juventudes no son sólo beneficiarias, sino protagonistas capaces de incidir en la planificación urbana y en la construcción de comunidades más seguras e inclusivas, por medio del liderazgo y la movilización. Según el monitoreo del proyecto, el sentido de apropiación del espacio creció 65,3% y la comunidad impulsó decenas de iniciativas para mantener activos los nuevos ámbitos.
Para profundizar en el proceso —qué problema se abordó, cómo se trabajó con adolescentes, qué funcionó, qué se ajustaría y en qué condiciones es replicable— +COMUNIDAD conversó con el equipo de WRI Colombia. En concreto, con Jéssica Kisner, gerente de proyectos del programa de Ciudades; Natalia Senejoa, analista técnica; y Diego Gómez, gerente de comunicaciones.
Asimismo, en otro apartado del artículo, se suman los testimonios de Fredy Bustos López y Karen Dayanna Rojas Pulido, del equipo de Movilidad Sostenible de la Secretaría de Movilidad de la Alcaldía de Santiago de Cali.

Los cimientos sobre los que se construyó Vivo Mi Calle
━ ¿Cómo surgió desde WRI Colombia la decisión de priorizar la participación de adolescentes en la planificación urbana de Cali y Palmira, y qué necesidades concretas buscaban atender con Vivo Mi Calle?
WRI Colombia: Desde hace unos años empezó un movimiento que buscaba abrir mayores espacios para que las personas tuvieran voz y decisión sobre cómo querían sus entornos urbanos. Por ello surge el propósito de habilitar lugares para que adolescentes puedan ser partícipes del diseño, planificación, y construcción de su ciudad. Vivo Mi Calle nació en 2019 con el propósito de crear rutas seguras para que adolescentes de Cali y Palmira pudieran acceder a oportunidades recreativas y pedagógicas.
Sin embargo, su alcance ha cambiado y hoy en día se presenta como una apuesta para fomentar el uso saludable del espacio público por parte de adolescentes y sus comunidades con un enfoque de género, actividad física y seguridad. Esto se consiguió a través del desarrollo de actividades de formación de liderazgo juvenil, urbanismo participativo e incidencia política y movilización comunitaria, que entre 2022 y 2025 se realizaron en el Parque de la Paz, en Cali, y en el Polideportivo Caimitos de Palmira.
Es importante recalcar que Viva Mi Calle hace parte del programa global de Ciudades Saludables para adolescentes de Fundación Botnar, supervisado por Ecorys, con el que se busca promover la salud y el bienestar de esta población en contextos urbanos en donde se carecen de algunas condiciones para atender sus necesidades. Así, se busca posicionar a la adolescencia como un actor fundamental para lograr un desarrollo urbano justo y sostenible.

━ ¿Qué papel han jugado las diferentes dependencias municipales en el diseño y la implementación de estas intervenciones urbanas?
Trabajamos con distintas dependencias municipales para fortalecer los procesos de apropiación y sostenibilidad de la transformación que iniciamos con Vivo Mi Calle: establecemos memorandos de entendimiento con las alcaldías de ambas ciudades. En Cali tuvimos espacios de intercambio con el Departamento Administrativo de Planeación, específicamente con el Taller de Espacio Público en espacios de intercambio de conocimiento; el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente. También con la Secretaría de Integración Social y la Oficina de Cooperación Internacional, que ha servido como un canal para difundir el proyecto y llegar con esta iniciativa a otras dependencias de la administración municipal.
En Palmira trabajamos con la Secretaría General, como principal punto focal para fortalecer las acciones de intervención del proyecto, apalancándonos en iniciativas de la Alcaldía como el programa “Palmira es mi casa” y en espacios de diálogo con la Secretaría de Integración Social. Gracias al trabajo comunitario entre líderes, adolescentes y jóvenes, en Cali se han hecho alianzas para la activación de los espacios públicos con otras dependencias como la Secretaría del Deporte y la Recreación, la Secretaría de Desarrollo Territorial y Participación Ciudadana y su Subsecretaría de Territorios de Inclusión y Oportunidades e instituciones educativas como la Universidad del Cauca.
Adicionalmente, trabajamos con Consejos Municipales de Juventud, grupos de jóvenes de entre 14 y 28 años que son elegidos popularmente por sus pares en todos los territorios de Colombia. Estos consejos son un mecanismo de representación que tiene la juventud colombiana para participar en los espacios de toma de decisiones sobre políticas, programas y proyectos que impactan esta población.


━ ¿Cómo se ha coordinado el trabajo con la comunidad y organizaciones de la sociedad civil como Despacio?
Vivo Mi Calle ha sido una iniciativa implementada por WRI Colombia, Fundación Despacio y la Universidad EAFIT con apoyo de Fundación Botnar, Ecorys y otras organizaciones que se han aliado al proceso de trabajo con aliados locales para fortalecer su impacto. Para lograr la mejora del bienestar de adolescentes y comunidades a partir de la revitalización del espacio público, identificamos organizaciones locales, instituciones educativas, líderes, líderesas y a un grupo de adolescentes con experiencia para adelantar las actividades del proyecto.
Este trabajo colaborativo e involucramiento constante son fundamentales, pues el corazón del proyecto es contribuir al bienestar de la adolescencia y de sus comunidades a partir de la transformación de sus espacios públicos más cercanos.
Contar con la participación de la comunidad y organizaciones aliadas locales nos permite comprender sus expectativas y alinear nuestros esfuerzos para contribuir a la visión que tienen de sus territorios.
Todas las personas involucradas que participan en distintos momentos son parte clave del proyecto y tienen voz y voto de las decisiones más relevantes, como el diseño de la intervención física del espacio público. Así, promovemos espacios de diálogo y toma de decisiones del proyecto que integren las perspectivas de todas las partes implicadas.
━ ¿Cómo evalúan el impacto de estas intervenciones en la percepción de seguridad, la apropiación del espacio público y el bienestar de adolescentes de la ciudad?
La evaluación de las intervenciones es realizada por un socio del proyecto externo a nuestra organización, pero que es parte esencial del mismo y acompaña el proceso desde el inicio. En la fase II de Vivo Mi Calle contamos con el acompañamiento de la Universidad EAFIT, quien lideró el proceso de monitoreo, evaluación y lecciones aprendidas. Esta institución mide el impacto a través del análisis de información recolectada con métodos mixtos como entrevistas individuales y grupales, grupos focales, cuestionarios y observaciones.
Se trabaja con un marco de resultados que presenta distintos indicadores sobre los productos y los resultados de mediano y largo plazo incluidos en nuestra teoría de cambio. Estos resultados se enfocan en conseguir que las y los adolescentes conozcan su entorno y que tomen un rol de agentes de cambio en sus comunidades, promoviendo actividades saludables en el espacio público, y posicionando sus necesidades en las discusiones de la administración pública local y la comunidad.
En cuanto a la apropiación del espacio público, las intervenciones realizadas en el Parque de la Paz, en Cali, y en el Polideportivo Caimitos, en Palmira, aumentaron en un 65,3% el sentido de apropiación de la comunidad y su disposición para involucrarse en el cuidado y activación de los espacios revitalizados. Luego de la intervención, la comunidad lideró 15 iniciativas para promover la actividad física y el uso constante del espacio público.
En el caso de Palmira, el 62% de los usuarios encuestados del Polideportivo Caimitos (revitalizado en la fase II) valoraron positivamente las mejoras que se hicieron en el espacio, un dato que ascendió a 86,5% entre adolescentes. También se registró un aumento de su uso general en un 33,2% entre la comunidad, con un 26,7% entre los adolescentes (45,7% en niñas y 54,3% en niños). La seguridad general percibida aumentó un 54,2%, con un 46,2% para las niñas y un 63,6% entre los niños.

Medir, evaluar e inspirar: el desafío de Vivo Mi Calle
━ ¿Cómo y a través de qué metodologías miden los resultados de estas intervenciones, tanto a nivel de infraestructura como en el fortalecimiento del tejido social y la salud mental juvenil?
WRI Colombia: Para los temas de infraestructura se mide el total del espacio recuperado o intervenido: para la fase II, incluyendo las intervenciones en Palmira, se intervinieron 10.800 m2 de espacio público. También se mide el uso de ese espacio en las activaciones que se realizan para mantenerlo vivo, en las que más de 1.200 personas participaron. Adicionalmente, se realizaron 15 iniciativas comunitarias para promover la actividad física y uso del espacio público (que incluyen las realizadas en Palmira).
Con relación al tejido social se trabajó con los líderes comunitarios, como comités vecinales y miembros de la Junta de Acción Comunal, junto con los adolescentes del programa y jóvenes del barrio. La mitad de los y las participantes jóvenes manifestó que los miembros de la comunidad y las autoridades locales están más dispuestos a oír sus ideas. Y por su lado, el 53,4% de los encuestados adultos mejoró la percepción de las capacidades y habilidades de los jóvenes para incidir y tomar decisiones.
Se busca que haya una integración intergeneracional y diálogos entre los diferentes actores, por lo cual es esencial que existan espacios donde puedan compartir sus ideas de forma segura para lograr consolidar ese tejido social sano al que enfocamos nuestros esfuerzos.Los eventos y activaciones, que los definen de manera conjunta entre los miembros de la comunidad, buscan también ser espacios de socialización que ayuden a fortalecer los lazos comunitarios. Estos datos se recopilan con las estrategias trabajadas para el monitoreo, evaluación y aprendizaje del proyecto.

━ ¿Qué recomendaciones darían a otras ciudades u organizaciones interesadas en implementar procesos de diseño urbano liderados por jóvenes?
La urbanización creciente implica retos en términos de accesibilidad y bienestar para poblaciones como adolescentes y jóvenes que usualmente no participan en los procesos de planificación urbana. Por ello, es muy importante que se creen espacios donde niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) puedan interactuar con quienes toman las decisiones en las ciudades y en las comunidades.
Para enriquecer estos espacios de discusión, también es fundamental contar con procesos de formación y fortalecimiento de capacidades de liderazgo de los y las jóvenes. Mejorar sus habilidades de comunicación y negociación, así como compartir conocimiento acerca de sus ciudades, les permite tener conversaciones más horizontales con distintos tomadores de decisiones, conocer sus contextos y expresar sus ideas para abordar las problemáticas que enfrentan en sus entornos cercanos.
Estos procesos con la comunidad, donde se busca la integración de varias voces, y el fortalecimiento de capacidades, conllevan más tiempo, pero a la larga son procesos que realmente construyen ciudad y ciudadanía. No es solo intervenir un espacio, es trabajar en conjunto con la gente, los vecinos, los niños, niñas y los adolescentes para que juntos podamos crecer, aprender y transformarnos.
Adicionalmente, el trabajo en red con organizaciones e iniciativas con intereses comunes fortalece el mensaje que se busca transmitir sobre la relevancia de la adolescencia como una población clave para el diseño de las ciudades. Vivo Mi Calle se ha consolidado como una metodología que puede ser replicable en otros contextos urbanos. Tenemos publicaciones que recopilan el proceso de implementación desde 2019 hasta 2025 y plasma los aprendizajes, así como el paso a paso que sugerimos para llevar a cabo un proceso participativo de transformación del espacio público para mejorar el bienestar de los y las jóvenes.

Ciudades con y para las juventudes
━ ¿Qué ganan aquellas ciudades que trabajan por posicionar a adolescentes como protagonistas en la planificación urbana y en la formulación de políticas públicas orientadas a construir ciudades más saludables para la juventud?
Contar con una ciudadanía activa que esté interesada en el desarrollo de la ciudad y que tenga las capacidades y herramientas para poder incidir es una base fundamental para un desarrollo urbano que beneficie a la sociedad. Si esa base se trabaja y se comienza desde una edad temprana, fortalece la capacidad futura de los próximos líderes y fortalece las comunidades con liderazgos sólidos.
Dentro de nuestro Decálogo de ciudades saludables el primer punto es la inclusión de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en los procesos de planificación. Incluir las voces de esta población, cuyas necesidades han sido desatendidas, es clave teniendo en cuenta que su participación activa es un primer paso para la construcción de espacios públicos y entornos saludables e inclusivos que les brindan bienestar al poder relacionarse con sus pares, comunidades y realizar actividad física.
Trabajar en políticas públicas orientadas a la atención de la población joven implica entender, oír, conocer y colaborar con ellos para que las propuestas realmente estén orientadas a sus necesidades y respondan a los desafíos que enfrentan, integrando sus ideas para abordarlos. Una ciudad gana al crear escenarios para el desarrollo (social, físico y emocional) y disfrute de esta población, se construye una ciudadanía comprometida y apropiada de sus territorios, y se fomenta el fortalecimiento de los próximos líderes que ayudarán a transformar y diseñar ciudades con un desarrollo justo y sostenible.
El efecto Vivo Mi Calle en la Alcaldía de Cali
En julio de 2025 se cerró la segunda fase de implementación de Vivo Mi Calle. Actualmente, WRI Colombia no está realizando actividades en las ciudades donde se implementó la iniciativa durante las fases previas, pero permanece a la espera de la eventual aprobación para extender el proyecto por un año adicional.
Tal como se anticipó en la apertura, tras las respuestas de WRI Colombia se presenta la mirada municipal. En este marco, John Fredy Bustos López (especialista en movilidad sostenible) y Karen Dayanna Rojas Pulido (arquitecta en movilidad sostenible), integrantes de la Secretaría de Movilidad de la Alcaldía de Santiago de Cali, profundizaron a pedido de +COMUNIDAD sobre aprendizajes e impactos en políticas públicas orientadas a adolescentes y jóvenes en la ciudad.
━ ¿Qué aprendizajes deja para la Alcaldía de Cali la experiencia de Vivo Mi Calle sobre el papel de la juventud en la transformación del espacio público?
El proyecto Vivo Mi Calle ha dejado valiosos aprendizajes para la Alcaldía de Cali al destacar el rol crucial que la juventud desempeña en la creación de un espacio público más accesible y en paz. Esta iniciativa reveló que los jóvenes no son meros receptores de políticas, sino agentes activos con la capacidad de transformar su entorno. Durante la pandemia, Vivo Mi Calle desarrolló una metodología innovadora para planificar la cicloinfraestructura considerando las necesidades y dinámicas específicas de la juventud, esta metodología ha permitido que los documentos técnicos generados sean hoy día la base para generar una intervención en la calle 8.
Además, el proyecto facilitó alianzas estratégicas con organizaciones de renombre internacional como el World Resources Institute (WRI) y Bloomberg, que permitieron reconectar el Parque 72w, revitalizándolo con nuevos conceptos urbanísticos que no solo mejoran la estética, sino que también fomentan la cohesión social.

━ ¿Cuál dirían que ha sido el mayor impacto y por qué?
El mayor impacto de este proyecto ha sido la capacidad de desarrollar y validar metodologías de escucha a la juventud, traduciéndolas a un lenguaje institucional comprensible y aplicable. Tradicionalmente, las instituciones públicas han tenido dificultades para conectar con las inquietudes y propuestas de los jóvenes de manera estructurada, pero Vivo Mi Calle entiende este obstáculo y lo trabaja al crear un puente entre las ideas de la juventud y el marco de acción institucional.
La Alcaldía ahora cuenta con herramientas concretas y probadas para replicar este modelo en otras áreas de la ciudad, asegurando que la voz de los jóvenes siga siendo un componente esencial en la toma de decisiones sobre el espacio público. En lugar de una simple consulta, se ha establecido un proceso de cocreación que dota de poder a la juventud y brinda a la administración pública un modelo de gestión más inclusivo y eficiente.
━ ¿Ha cambiado el enfoque de la Alcaldía en políticas públicas?
Si bien el enfoque de las políticas públicas de la Alcaldía de Cali no ha cambiado en su esencia, la experiencia de Vivo Mi Calle ha tenido un efecto significativo en la toma de decisiones públicas. El proyecto ha servido como un catalizador, orientando las acciones de la administración municipal de manera más directa hacia el cumplimiento de los objetivos ya establecidos en las políticas públicas.
Anteriormente, la visión de implementación de políticas públicas podía carecer de un vínculo claro con las necesidades reales de los jóvenes. En este sentido, el proyecto Vivo Mi Calle ha enriquecido el proceso de toma de decisiones, garantizando que se base en evidencia y en una comprensión más profunda de la realidad de la comunidad, lo que a largo plazo fortalece la efectividad y pertinencia de las políticas públicas existentes, así como la implementación y apropiación de los proyectos. Articulación comunitaria, la clave para generar impacto.
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Imagen de portada: ilustración de RIL y +COMUNIDAD.
Redacción +COMUNIDAD