BUENAS PRÁCTICAS
Corredores biológicos, una solución para conservar la biodiversidad en la región

Garantizan la continuidad de los procesos biológicos, como el desplazamiento de las especies de flora y fauna, además de mitigar problemas que surgen a raíz de la fragmentación de los ecosistemas naturales.

El ocelote o el arasarí banana en Argentina, el águila pechinegra o el colibrí gorgi amatista en Ecuador y el tapir o el saíno en Costa Rica son sólo algunos ejemplos de las especies que, ante la fragmentación de los ecosistemas, corren peligro de extinción. 

Esta problemática puede ser causada por fenómenos naturales como lo son las tormentas, las inundaciones o los derrumbes. También producto de la actividad humana, como la deforestación, construcción o el parcelamiento de los territorios. 

Una alternativa para preservar la biodiversidad y dar respuesta frente a la pérdida o falta de continuidad de hábitats naturales es la creación de corredores biológicos, que se encargan de conectar áreas naturales con características ambientales similares. 

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Los principales objetivos de los corredores biológicos son mantener la diversidad biológica, disminuir la fragmentación de los hábitats y mejorar la conectividad entre paisajes y ecosistemas. Imagen: Corredor Biológico AmistOSA.

La importancia de promover la creación de corredores biológicos

La Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo comprende como corredor biológico al espacio geográfico delimitado que conecta paisajes, ecosistemas y hábitats naturales o artificiales, con el propósito de conservar su biodiversidad. 

La importancia de los corredores biológicos, también conocidos como “corredores ecológicos o de conservación”, radica en garantizar la oportunidad de la continuidad de los procesos biológicos, es decir el desplazamiento de las especies de flora y fauna.

Además estas áreas mitigan la endogamia o consanguinidad, un problema ocasionado por el apareamiento de animales emparentados entre sí, beneficiando a especies emblemáticas de la región como las que se destacan al principio de esta publicación.

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El águila pechinegra es la segunda ave rapaz más grande de la sierra ecuatoriana. Imagen: Twitter.

Corredores biológicos con reconocimiento legal en la región

El Corredor Biológico Urugua-í – Foerster es una apuesta por la conservación y el desarrollo sustentable en la provincia de Misiones, en Argentina, que se inició en 2002, a partir de la voluntad y trabajo de pequeñas reservas privadas y fincas en el territorio.

Este espacio geográfico une dos parques naturales, el Parque provincial Urugua-í y el Parque provincial Guardaparque Horacio Foerster, a lo largo de sus doce años de vida allí se ha trabajado por la regeneración del bosque atlántico, la fauna y flora nativa.

Uno de sus grandes desafíos y logros fue recuperar 25 mil hectáreas que, hasta la creación del corredor, eran dedicadas a la agricultura y ganadería, lo que provocó que especies como corzuelas, cuaruzúes y pitangas vuelvan a habitar el territorio. 

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Este espacio geográfico une dos parques naturales, el Parque provincial Urugua-í y el Parque provincial Guardaparque Horacio Foerster. Imagen: Misiones Online.

Dos años atrás el Gobierno de Ecuador oficializó el primer Corredor de Conectividad Sangay-Podocarpu del país, con el propósito de convertirse en un referente para la ejecución de un modelo basado en el desarrollo sostenible y el ordenamiento territorial.

El área comprende una superficie de 567 mil hectáreas de páramo y bosque andino y se distribuye entre las provincias de Azuay, Cañar, Morona Santiago, Loja y Zamora Chinchipe; 18 municipios y 59 Gobiernos Autónomos Descentralizados Parroquiales. 

La importancia de promover el corredor radica en, además de la diversidad de sus ecosistemas, que el mismo alberga agua que abastece alrededor de 336 mil personas que habitan en la zona, y que también es utilizada para proyectos hidroeléctricos.

El Corredor de Conectividad Sangay-Podocarpu es el primero de Ecuador. Imagen: El Universo.

Más de 40 corredores biológicos en Costa Rica

Los corredores biológicos son la segunda estrategia de conservación de la biodiversidad en Costa Rica, de hecho con la oficialización en 2018 del Corredor Biológico Amistosa, ya suman 45: un 33% del territorio continental del país.

Dicho corredor está ubicado en Puntarenas, tiene una superficie de 92.913 hectáreas, y abarca parte de los cantones de Buenos Aires, Corredores, Coto Brus y Golfito, que se encuentran en la región Brunca del país, un paraíso en donde predomina el verde. 

El proceso de restauración de este territorio se hace de la mano de la ciencia, que impulsa el vínculo con las comunidades que lo habitan, por eso Amistosa tiene diferentes proyectos: Viveros Cuna, Finca Cántaros y Refugio Tinti entre otros.

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 AmistOSA tiene diferentes proyectos para vincular el corredor biológico con la comunidad, entre ellos se destacan “Viveros Cuna”, “Finca Cántaros” y “Refugio Tinti” entre otros. Imagen: Corredor Biológico AmistOSA.

Otros corredores biológicos en América Latina

El reconocimiento legal de los corredores biológicos es una alternativa sostenible clave para conversar la biodiversidad en América Latina, aún así también existen proyectos que aún no han sido oficializados, en países como Ecuador, Perú y Bolivia entre otros.

El Gran Paisaje Binacional Kaa Iya – Defensores del Chaco entre Bolivia y Paraguay, el Corredor de conservación Vilcabamba – Amboró entre Perú y Bolivia, son sólo algunos de los proyectos que buscan establecer un gran espacio de protección de ecosistemas.

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Imagen principal: Corredor Biológico Amistosa.