Movilidad Sostenible
Por Leonel Rico, coordinador del programa
Ciudades de la Movilidad, RIL Argentina
Una ciudad que se piensa a sí misma y se planifica desde la movilidad urbana sostenible es una ciudad que busca que su ciudadanía pueda moverse cumpliendo cuatro ejes principales: eficiencia, seguridad, bajo o nulo impacto ambiental y acceso para toda la población.
En ese sentido, la prioridad de la movilidad sostenible es promover la movilidad activa: caminar, usar la bicicleta o la micromovilidad (monopatines y otros elementos personales), además del transporte público. Estos modos son más seguros y más eficientes, porque utilizan menos energía, recursos y espacio por persona.
Es entendible que el indicador de una ciudad sostenible sea un gran porcentaje de viajes a pie, en bicicleta o en transporte público. Sin embargo, ese porcentaje nunca será del 100%.
Más allá de la bicicleta
Con frecuencia se simplifica el debate en torno a la bicicleta, como si fuera el fin último. En realidad, lo que busca la movilidad sostenible es promover un diseño y una planificación de la ciudad que haga que las personas no necesiten un automóvil o una motocicleta para poder moverse y satisfacer sus necesidades. El objetivo, en cambio, es que tengan múltiples opciones de movilidad que le brinden acceso a las oportunidades de la ciudad. Y que esto no requiera utilizar gran parte de las horas del día en moverse.
Es el equipo de gobierno quien debe lograr que moverse con modos sostenibles sea más fácil y más conveniente que usar un auto particular, y que la experiencia de viaje sea de mayor calidad.
Esto es posible si se diseñan ciudades mixtas, pensadas para las personas, con centralidades diversas o dispersión de actividades comerciales, educativas, laborales y recreativas. Esto debería permitir que la ciudadanía tenga todo lo que necesita a poca distancia, es decir, al alcance con un viaje en bicicleta, a pie o en transporte público. Así surge el concepto de “ciudades de 15 minutos”.
En una ciudad con escala humana, no necesitás moverte siempre en auto.
Moverse en una ciudad de este tipo es más barato y más sano, tanto por la actividad física como por la reducción del estrés asociado a los embotellamientos. Incluso, se logran menos emisiones de gases de efecto invernadero y nocivos para la salud, alcanzando mayores niveles de aire limpio (menos partículas flotantes) y también menores niveles de ruido, impactando nuevamente de manera positiva en el bienestar de la población.
Menos personas viajando en autos significa menos tráfico, menos tiempo de viaje, menos embotellamientos y menos siniestros viales.

Movilidad sostenible y automóviles
Incluso en una ciudad con movilidad sostenible habrá viajes que deban hacerse en automóvil: tareas de cuidado, transporte de cargas o herramientas, o desplazamientos particularmente largos y específicos. Gracias a la planificación urbana, estos viajes serían más cortos, seguros y menos estresantes.
Para estos casos, los planificadores de la movilidad buscamos alternativas al auto particular. Por ejemplo, las bicicletas modificadas con espacios para trasladar distintos tipos de cargas, o con espacio para un pasajero, brindando facilidades y comodidades mayores que las convencionales. Incluso, se incorporan motores eléctricos que asisten al conductor de la bicicleta reduciendo la fuerza necesaria para desplazarse.
También se puede mencionar que hoy existe una mayor variedad de automóviles eléctricos en el mercado que habilitan la posibilidad de elegir opciones de menor emisión de gases. Y también, claro, de mayor seguridad vial y de mayor eficiencia en lo que respecta al uso del espacio público. Aun así, habría personas y empresas que, por cuestiones de amortización, deban continuar utilizando los vehículos que poseen hasta actualizar su flota a modos más sostenibles.

Cultura vial y soluciones a largo plazos
Para cerrar, podemos abordar un último concepto, de alguna manera integrador: la cultura vial. La costumbre de usar modos sostenibles se construye con el tiempo. En ese sentido, es necesario que los gobiernos locales acompañen esa construcción con campañas de concientización, con capacitaciones (como las escuelas de conducción para ciclistas o para motociclistas) y con buena calidad de infraestructura, bien planificada y segura. Se trata de crear calles completas, compartidas entre peatones, ciclistas, transporte público y automóviles.
Planificar ciudades con movilidad sostenible beneficia a todo el mundo: a quienes circulan a pie, en bicicleta, en transporte público o en automóvil. Lo que buscamos es mejorar la calidad de vida de la sociedad y que, a través de la movilidad, las personas puedan disfrutar de su territorio y puedan acceder a nuevas propuestas de desarrollo económico. Y así, en un todo, se puedan construir ciudades de oportunidades.
Imagen principal ilustrativa: TEDWIP, Tedy Prayoga.