CURRIDABAT, COSTA RICA
“Ciudad Dulce”: flores, abejas y colibríes para mejorar la calidad de vida urbana

El concepto coloca la biodiversidad en el centro de las políticas locales, buscando mejorar la experiencia real de la población a partir de la comprensión del rol de la naturaleza en el ecosistema de la ciudad.

Ciudad Dulce.

En Curridabat (Costa Rica), abejas, murciélagos, colibríes y mariposas son literalmente parte de la ciudadanía. Desde 2015, este municipio de 75.000 habitantes mantiene un plan estratégico que propone integrar al máximo la naturaleza con las áreas urbanas. Como una forma de mejorar notoriamente la calidad de vida, los espacios verdes son prioridad en la infraestructura y la biodiversidad es protagonista en cada rincón posible. 

Rebautizada como una “Ciudad Dulce”, Curridabat sigue una visión basada en cinco dimensiones: productividad, convivencia, hábitat, infraestructura y biodiversidad. La “dulzura” proviene del fomento de polinizadores, creando hábitats adecuados para ellos y promoviendo prácticas agrícolas sostenibles. Además, el concepto apunta al ideal inspiracional de generar ciudadanía por medio de la coexistencia pacífica de todos los seres vivos.

Un “hotel de abejas” en las calles de Curridabat. 

“Históricamente, América Latina ha importado modelos de desarrollo urbano que no corresponden ni a su realidad ni a sus necesidades. Se han quedado atrás ante desafíos globales como el cambio climático, la inequidad y la seguridad. Ante estos retos, es necesario adoptar un modelo de ciudad que considere las necesidades de cada uno de los seres y elementos que nos encontramos involucrados en el ecosistema urbano”, sostiene el gobierno de Curridabat. 

De esta manera, la visión de desarrollo de este cantón costarricense, ubicado a la par de San José (la capital nacional), es “eliminar el antagonismo histórico que ha existido entre ciudad y naturaleza”. En términos urbanísticos, se trata de ser una auténtica ciudad biofílica: aquella que reconoce a la naturaleza como una parte esencial de la vida urbana. Pero la idea va mucho más allá de la mera presencia de parques o jardines. Es entenderse “como un bosque, como un ecosistema”. 

La dulzura como política local

“Cuando Curridabat era sólo un suburbio desconocido de San José, las reuniones de su Concejo Municipal se centraban en temas como el agua potable y no había espacio para el ambientalismo”, recuerda Irene García, ingeniera en Biotecnología y asesora de la Alcaldía, en una entrevista con el sitio Atlas of the Future. Pero todo cambió hace ocho años, cuando se decidió adoptar un enfoque biofílico que traspase las generaciones. 

El gobierno local, empresas y organizaciones comunitarias hoy trabajan en conjunto para multiplicar la “dulzura” en Curridabat. Se siembran especies nativas para atraer polinizadores, se transforman los espacios vacíos en huertas locales y se crean proyectos para recuperar los ríos urbanos, entre otras iniciativas de transformación. Todo con una alta dosis de participación ciudadana. 

Plantación de especies nativas en Curridabat. 

“En la visión multidimensional de Ciudad Dulce, los polinizadores como abejas, mariposas y colibríes, así como las plantas, árboles y el resto de organismos con los que se encuentran ligados son reconocidos como seres catalizadores de los procesos ecosistémicos que garantizan bienestar para todos”, afirman en la Municipalidad. 

Desde su lanzamiento, el plan de Curridabat recibió varios reconocimientos internacionales por sus esfuerzos para crear una ciudad más sostenible y amigable con las personas (y los demás seres vivos). Entre ellos, se encuentran el “Mejor Plan de Ciudad”, del Congreso de Nuevo Urbanismo; el “Premio de Ciudades del Bienestar”, de New Cities; y el “Premio Internacional de Guangzhou para la Innovación Urbana”.  

Parques Naturales Urbanos

A pesar de su reducida superficie, Costa Rica alberga más del 5% de la biodiversidad del planeta. Como su capital es un centro demasiado urbanizado con poco espacio para la naturaleza, la vecina Curridabat se convirtió en un “biocorredor” que permite el paso seguro de la vida silvestre entre el cemento, los bosques y la selva.

Para mejorar la conservación y la salud en las ciudades, el gobierno nacional creó en 2021 la categoría de Parques Naturales Urbanos (PANU) que posibilita la conectividad biológica. Por su ubicación estratégica, la “Ciudad Dulce” juega un papel fundamental en la política, que apunta hacia una economía más descarbonizada y una limitación de la expansión urbana descontrolada en el país. 

Parque Ecológico La Colina en Curridabat. Fuente: Municipalidad local. 

Las áreas verdes protegidas también buscan ofrecer experiencias al aire libre para que la población pueda disfrutar la naturaleza. Con senderos, áreas de descanso y actividades recreativas, la intención es crear una mayor conciencia ecológica entre la ciudadanía.

“La calidad del aire y la diversidad de especies y espacios verdes no son los únicos aspectos mejorados, sino que el espíritu de la población también se ha levantado”, aseguran en la Municipalidad de Curridabat. Durante el proceso, las autoridades se comprometieron a hacer de cada polinizador “un ciudadano de honor”. 

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Imagen principal: Giancarlo Pucci / PNUD Costa Rica