DESARROLLO HUMANO
De ollas a comedores comunitarios: un programa que crece en Cali

Una iniciativa de la Alcaldía de Santiago de Cali, en Colombia, se propone garantizar el acceso a la alimentación de su población, pero también fortalecer la participación ciudadana a través de comedores comunitarios.

Sobre una mesada de acero inoxidable, tres bandejas plásticas son rellenas con sancocho de gallina, un plato típico de Santiago de Cali, en Valle del Cauca, Colombia, que contiene gallina, sopa, plátano, papa, maíz, yuca, especias y una porción de arroz. 

La misma escena se repite en 762 comedores comunitarios que forman parte del Programa Corazón Contento, una iniciativa que desde 2016 lidera la Alcaldía de Cali, a través de la Secretaría de Bienestar Social, en articulación con la arquidiócesis local. 

El programa tiene como propósito garantizar el acceso a la alimentación a su población más vulnerable, como las infancias y las personas de la tercera edad, en particular a aquellas vecinas y vecinos que se encuentran en situación de pobreza extrema.

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85 mil personas son beneficiarias a diario. Imagen: Alcaldía Santiago de Cali, Colombia.

Comedores que acompañan a la población

Desde sus comienzos a la fecha, el programa tuvo un crecimiento considerable: en 2016 contaban con 47 comedores comunitarios que atendían a 4.400 personas, mientras que en 2023 tienen 762 comedores comunitarios, donde a diario reciben a 85 mil personas.

Se destaca además el aumento de gestores sociales que trabajan dentro del programa, quienes reciben, preparan y entregan los alimentos a sus beneficiarios; el número pasó de 100 al comienzo del proyecto a 2.600 al día de la fecha, que hacen parte del mismo.

María Fernanda Penilla Quintero, Secretaria de Bienestar Social, expresa respecto a los y las gestoras sociales: “Con sus acciones atienden las necesidades e inquietudes de nuestra población, brindando acompañamiento en formación integral y psicosocial”.

Las infancias son una de las poblaciones beneficiarias del programa. Imagen: Alcaldía Santiago de Cali, Colombia.

Quintero detalla que los y las gestoras sociales  siguen todos los parámetros establecidos por el programa, que incluyen la capacitación y certificación en Buenas Prácticas de Manejo-BPM y la implementación de protocolos de bioseguridad.

Liliana Vente, gestora del comedor Semillas de Mostaza cuenta en Revista Semana, que siempre tuvo el deseo de servir a la gente pero que no sabía cómo hacerlo: “Aquí aprendí que uno puede servir de cualquier manera, por eso me siento contenta y útil”.

Por su parte Claudia Collazos, del comedor Hechos, al igual que Liliana se siente a gusto con aportar un granito de arena, poniendo a disposición su cuerpo, tiempo y esfuerzo cotidiano para mejorar la calidad de vida de las personas de su ciudad. 

Gestora social de uno de los 762 comedores comunitarios. Imagen: Alcaldía Santiago de Cali, Colombia.

De ollas a comedores comunitarios

La historia del programa comenzó a escribirse hacia el final del año 90, cuando el entonces arzobispo Isaías Duarte Cancino inició el modelo bajo el nombre de Ollas Comunitarias, con el mismo objetivo: calmar el hambre de las personas en Cali. 

Por esos días la Arquidiócesis de Cali fortaleció más de 20 ollas comunitarias permanentes en los barrios más vulnerables de la ciudad, y acompañó a 20 más que, a pesar de ser intermitentes, también acercaban un plato de comida a su población.

Su impacto llamó la atención de la Alcaldía de Cali, que decidió apoyar la iniciativa con los recursos indispensables (alimentos y mobiliario), para que perdure en el tiempo, lo que impulsó a transformar las ollas comunitarias en comedores comunitarios. 

Corazón Contento ha fortalecido la formación de niñas, niños y adolescentes. Imagen: Alcaldía Santiago de Cali, Colombia.

Calmar el hambre y pasar la posta

La articulación entre la alcaldía, arquidiócesis y comunidad de Cali hace posible que este programa avance a paso firme en su objetivo de disminuir el hambre en la ciudad, al mismo tiempo en que fortalece los escenarios de construcción de tejido social.

Esta iniciativa que comenzó con sólo 20 ollas comunitarias y mutó a 762 comedores comunitarios, es una de las apuestas más importantes de la Alcaldía de Cali en la última década, que no sólo ha logrado mitigar el hambre, sino también sostener el propósito.

Pese al cambio de gobierno, dos mandatarios locales de diferentes corrientes y estilos de liderazgo, decidieron mantener el Programa Corazón Contento, porque también les ha ayudado a fortalecer las dinámicas de solidaridad y participación ciudadana. 

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Imagen principal: Alcaldía de Santiago de Cali