CRISIS CLIMÁTICA Y ACCIONES LOCALES
La alimentación del futuro y la sostenibilidad ambiental

“Para conseguir la transición global a la alimentación y la agricultura sostenible, es imprescindible mejorar la protección ambiental, la resiliencia de los sistemas y la eficiencia en el uso de los recursos”, exhorta la FAO. Conocé casos locales que innovan en el tema frente al crecimiento demográfico.

Ilustración de la FAO.

El ser humano ya experimenta varias posibilidades de alimentación de cara al futuro. Entre varias opciones, que incluyen innovaciones por laboratorio y cultivos subacuáticos, también está en el centro del debate hacer más sostenibles las producciones actuales. En otras palabras, se trata de “hacer mejor lo que ya se hace” para iniciar una transición capaz de sortear los desafíos alimentarios y climáticos. 

Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO), el gran reto será dar de comer a 9.700 millones de personas en 2050. Y los métodos productivos del presente no alcanzan ni son sostenibles, advierte. Para lograrlo, la producción de alimentos debería crecer un 70%, pero sin elevar las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de agua. 

Sumado a esto, la FAO sostiene que “los sistemas de producción y las políticas e instituciones que sustentan la seguridad alimentaria mundial son cada vez más insuficientes.” La agricultura sostenible –afirma la organización– “debe garantizar la seguridad alimentaria mundial y al mismo tiempo promover ecosistemas saludables y apoyar la gestión sostenible de la tierra, el agua y los recursos naturales.” 

Ante este escenario, la biotecnología se presenta como una oportunidad para afrontar el calentamiento global. Por ejemplo, en el corazón productivo agrícola y ganadero de Argentina, una iniciativa público-privada entre el Grupo Bioceres y el Gobierno de Santa Fe impulsa mejoras en los sistemas de alimentación. Se trata de SF500, que apunta hacia el uso de organismos vivos para desarrollar productos sostenibles.

“Producir energía y alimentos sanos para una población mundial en aumento, cuidar el medioambiente y afrontar el cambio climático son algunos de los grandes desafíos que el mundo enfrentará en la próxima década. Argentina tiene una oportunidad de agregar muchísimo valor desde la biotecnología para resolver estos problemas”, aseguran.

Biotecnología alimentaria.

La crisis climática y la alimentación

¿Qué se entiende por sostenibilidad en la agricultura? Que debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, garantizando al mismo tiempo la rentabilidad, la salud del medio ambiente y la equidad social y económica.

Según un estudio publicado en 2021 por la revista Nature Food y un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad de Illinois, la industria agroalimentaria emite un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. La emergencia ecológica, entonces, obliga a adoptar medidas para iniciar una transición con soluciones sostenibles. 

Un concepto que emerge, por ejemplo, es el de “agrinautas”. Se trata de la siembra y el cuidado de lechugas y fresas que crecen bajo el mar, en especies de invernaderos subacuáticos de entre 5 y 10 metros de profundidad. En Bahía de Noli, provincia de Savona (Italia) ya se practica la actividad dentro del proyecto de agricultura experimental  “Nemo’s Garden”. 

El equipo de esta startup descubrió que las plantas cultivadas en este entorno adquieren mayor valor nutricional que si fuesen cultivadas de manera tradicional.

Los alimentos de origen animal

Los criterios de sostenibilidad también pueden aplicarse a la industria ganadera, que fue señalada en el informe de Nature Food como una de las más contaminantes. En 2014, por caso, Argentina exportó por primera vez cortes bovinos producidos sobre pastizales con un impacto ecológico positivo. 

“La Ganadería Sustentable de Pastizales permite, en menos de cinco años, aumentar significativamente la producción y al mismo tiempo preservar el hábitat y la biodiversidad. Se trata de una propuesta de manejo más inclusiva desde el punto de vista social y ecológico” asegura el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). 

En este sentido, la Fundación Vida Silvestre junto con Aves Argentina, la Iniciativa Alianza del Pastizal y el INTA crearon el proyecto “Pastizales y Sabanas del Cono Sur de Sudamérica: iniciativas para su conservación en Argentina”. Tuvo como objetivo impulsar una “ganadería sustentable en pastizales promoviendo la integración de la conservación de la naturaleza y la producción agropecuaria.”

El proyecto consistió en apuntar a un modelo de producción sustentable  que combina la ganadería con la conservación del pastizal. Se realizaron pruebas pilotos en las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires mediante un esquema de certificación de “carne de pastizal”. Luego, se enfocaron en incrementar la capacidad individual e institucional para implementar el modelo y asegurar su replicabilidad.

Por otro lado, entre las posibles soluciones para hacer más sostenible el sistema, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima (GIEC) impulsa la adopción de un régimen alimentario flexitariano. Consiste, a grandes rasgos, en equilibrar el consumo de proteínas animales por proteínas vegetales. Se prevé que, haciendo esto, para 2050 será posible reducir en 56% las emisiones de efecto invernadero.

Dieta flexitariana. Fuente de imagen: Shutterstock. 

Un uso más cuidado del suelo 

El investigador Atul K. Jain, autor principal del trabajo liderado por la Universidad de Illinois, señala que se pueden adoptar varias prácticas para limitar las emisiones en la ganadería y la agricultura. “La reducción de la labranza o la no labranza podría minimizar la perturbación del suelo y, por tanto, disminuir las emisiones”, ejemplifica.

El experto también propone mejorar la gestión de residuos de las cosechas, eliminando las quemas, y también del uso de fertilizantes mediante una gestión de precisión. “Este enfoque aplica los abonos en función de la demanda y el momento de la fertilización según las condiciones específicas del campo de un determinado cultivo”, remarca.

En 2021, la FAO celebró un caso exitoso de ganadería sostenible en la provincia argentina de Corrientes. Se trató de un proyecto de ganadería baja en emisiones que permitió aumentar un 74% la producción de carne, reduciendo un 21% la intensidad de las emisiones. La organización, de hecho, promueve prácticas sustentables para la ganadería como ser la “siembra directa de cultivos en pasturas degradadas y la implementación de sistemas integrados agrícola-ganadero-forestales” con la intención de recuperar áreas degradadas. 

Otro proyecto sustentable se encuentra en el Chaco Seco, financiado por Kering y Conservation International, que implementa prácticas de ganadería regenerativa en tierras de pastoreo. Permite conservar 75.000 hectáreas de vegetación nativa y restaurar otras 36.000 hectáreas. Esta iniciativa, según sus propulsores, no solo tiene un impacto ambiental, sino también social ya que beneficia a 250 familias de la provincia de Salta.

Ganadería regenetativa en los llanos orientales de Chaco. Fuente: AgriBio.

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