CIUDADES BAJO PELIGRO
Deslizamientos de tierra: qué pueden hacer los gobiernos locales

En 2022 hubo eventos fatídicos en áreas escarpadas de Argentina, Perú, Colombia y Brasil. La planificación y la gestión del riesgo deben ocupar un rol especial en las agendas urbanas, coinciden especialistas.

Vista aérea del deslizamiento de tierras sobre un hotel en Bariloche. Fuente: Clarín. 

En la primera semana de junio de 2022 ocurrió un alud de barro en Bariloche, Argentina. Tres turistas uruguayos fallecieron en un hotel a causa del desprendimiento de una pronunciada ladera en el cerro Otto, en donde avanzaba una construcción. La Municipalidad aseguró que la obra presentaba irregularidades y la Justicia investiga las responsabilidades.

Unos días antes, una serie de temporales dejó al menos 120 víctimas fatales en el área metropolitana de Recife, Brasil. Los deslizamientos de tierra y las inundaciones destruyeron barrios enteros ubicados en zonas escarpadas y de alta vulnerabilidad social. 

También en Brasil, más de 200 personas murieron en febrero a causa del arrastre de lodo y rocas en Petrópolis, una región serrana de Río de Janeiro. El mismo mes, otro deslizamiento causó el fallecimiento de 16 personas en Pereira, al oeste de Colombia. Y en marzo, un alud de tierra destruyó varias viviendas ubicadas sobre una ladera en la localidad de Retamas, Perú, dejando un saldo de 8 víctimas mortales. 

La dimensión local de los fenómenos

“Los deslizamientos en todas las zonas urbanas y periurbanas son uno de los riesgos geológicos del siglo XXI que más tiene que ser puesto en foco por las autoridades”, sostiene Carlos Cónsole-Gonella, doctor en Geología e investigador. En una entrevista con la agencia Sputnik, el especialista advirtió que estos fenómenos antes “ocurrían en lapsos de 20 a 30 años en determinadas zonas”, pero que ahora son más frecuentes o incluso “endémicos”. 

En el “Manual para la Evaluación de Desastres”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), se advierte que fenómenos como los deslizamientos de tierra, los derrumbes y los aluviones “son amenazas que podrían evitarse y que con frecuencia van asociadas a las alteraciones que el hombre ha ejercido sobre el medio, como la deforestación en zonas de ladera o las excavaciones en zonas de pendiente para la localización de nuevas urbanizaciones”. 
La misma publicación destaca que una de las características de estos desastres es que afectan a áreas muy delimitadas y que, en consecuencia, “se debe contar, en un sentido territorial, con instrumentos para hacer aproximaciones en términos de economías locales”.

Deslizamiento en Retamas, Perú, en marzo de 2022.

¿Qué pueden hacer los gobiernos locales?

La bibliografía especializada coincide en que resulta fundamental la planificación y le otorga un rol protagónico a las ciudades con respecto a la generación de información clave y la gestión de riesgos.

En su publicación titulada “La gobernanza del riesgo de desastres a nivel organizacional: un análisis desde los gobiernos locales”, las licenciadas Valeria Segalla y Virginia Escañuela destacan la importancia de la planificación urbana y afirman que “el municipio, por la cercanía con la población y el conocimiento sobre el territorio, es el actor ideal para gestionar los riesgos”. Sin embargo, también advierten que “muchas veces carecen de los medios para hacer frente a estas situaciones”.

“Para determinar la extensión del peligro de deslizamientos, se requiere identificar aquellas áreas que podrían ser afectadas y evaluar las probabilidades de ocurrencia en un determinado período de tiempo”, manifiesta la Organización de los Estados Americanos (OEA) en el “Manual Sobre el Manejo de Peligros Naturales en la Planificación para el Desarrollo Regional Integrado”. 

A la hora de planificar el uso de los terrenos –destaca el libro– el primer paso que deben seguir las ciudades es la obtención de información sobre el riesgo de deslizamientos. En ese sentido, destaca la preparación de mapas que examinen los riesgos potenciales. 

Por ejemplo, en Blantyre, Malawi, avanza en 2022 con la elaboración de instrumentos cartográficos que ponderen los factores desencadenantes de los aludes de tierra y proporcionen medidas de mitigación. En esta ciudad de África Oriental son frecuentes los desastres del tipo y, además, existen cada vez más asentamientos irregulares sobre laderas peligrosas en áreas urbanas. 

Deslizamiento en Ibura, Recife, el 30 de mayo de 2022. Fuente: REUTERS/Diego Nigro. 

El caso de La Paz

Hasta el 70% del terreno en la capital de Bolivia es inestable por sus características geológicas y la presencia de más de 300 ríos. Por ello, son frecuentes los deslizamientos de tierra y la destrucción de decenas de viviendas ubicadas sobre las pendientes montañosas.

Ante el escenario de riesgo, el gobierno local ha intentado planificar el crecimiento de la ciudad en numerosas oportunidades. Si un barrio nuevo surgía en un área vulnerable, por ejemplo,  se efectuaban los trabajos necesarios para evitar nuevos desastres y gestionar los riesgos. Sin embargo, en La Paz ya no hay más lugar disponible entre las laderas. 

Ante el desafío de la aglomeración urbana y el uso inadecuado del suelo, recientemente el gobierno paceño y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) impulsaron el proyecto Barrio Digital. Mediante la plataforma, que estimula la participación ciudadana y la obtención de información en tiempo real, se procura obtener un mapeo de las necesidades de la población y de su espacio territorial.

En La Paz y El Alto viven más de 2 millones de personas. Fuente: PNUD. 

Otras acciones ante eventos climáticos

El gobierno de la provincia de Buenos Aires, Argentina, afirma que “las gestiones locales tienen la responsabilidad de planificar y adoptar cursos de acción hacia la prevención y mitigación de riesgos, en articulación a la estrategia nacional y los lineamientos provinciales”. 

En ese sentido, la ciudad de Pergamino cuenta con una plataforma creada que brinda información meteorológica general y alertas sobre eventos severos que puedan devenir en inundaciones o derrumbes. La herramienta, desarrollada por expertos nucleados en el Polo de Innovación Tecnológica, cuenta con mapas y datos históricos, entre otros. 

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por su parte, también posee un sistema de alertas de fenómenos atmosféricos para anticipar en qué zonas va a llover con mayor intensidad, predecir en qué lugares hay más probabilidades de anegamientos y mejorar la respuesta operativa ante situaciones de emergencia.

¿Cómo gestiona tu ciudad los riesgos causados por la naturaleza y las acciones humanas? Podés compartir tu caso en el Mapa de Soluciones Locales de RIL y comunicarte con +Comunidad.